Archive for the ‘Cómics/mangas’ Category

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What a wonderful world – Asano Inio

marzo 30, 2011

What a wonderful world

 

De nuevo, demasiados meses han pasado desde mi última actualización. Mejor que no me ponga plazos ni haga promesas, porque cada vez voy a tener menos tiempo para mantener este blog a flote. Pero eso sí, aunque sea de vez en cuanto, iré haciendo actualizaciones. Aunque sólo sea para dar a conocer algún que otro descubrimiento que haya hecho recientemente y que  desee mostrárselo a mis humildes y silenciosos lectores.

Esta es precisamente la razón por la que actualizo: el descubrimiento de un mangaka que vale la pena conocer. Es bien sabida mi decepción por el mainstream del manga actual: carente de ideas originales, con un abuso vomitivo de recursos y tópicos tales como el fanservice o el moe, apostando casi únicamente por el efectismo hueco en lugar de buscar otras formas de conectar con el lector. No es tarea fácil encontrar algo verdaderamente original entre tanta ordinariez. Sin embargo, gracias a una entrada de la web del señor Reboot, descubrí a Asano Inio. En ella Reboot habló de otro manga del japonés (una de sus obras más importantes, “Solanin”), pero fue en esa review dónde Reboot también habló de anteriores obras del mangaka, y entre ellas figuraba la que aquí nos ocupa. Dado que había oído muy buenas críticas de ella, decidí darle una oportunidad. Y suerte que lo hice, porque me había perdido algo muy bueno. Así que sin más dilaciones, vayamos a ver de qué trata esta gran obra: “What a wonderful world”.

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Eden: it’s an endless world

May 7, 2010

Todos los artes corren el riesgo de padecer la patología de la «comercialidad», en virtud de la cual el producto artístico pierde o abandona toda intención de devenir en Arte, para pasar a ser un producto comercial más, sin carga artística alguna. Evidentemente, el tema de la simbiosis entre arte y comercio no es un tema sencillo de tratar, y menos en estos tiempos. Pero a pesar de las múltiples divergencias que los lectores de este blog puedan tener con mi opinión, y aún reconociendo el importantísimo papel que tiene el comercio para un género como el manga/anime (de hecho, como es obvio, ningún producto que se precie podría convertirse en Arte de no ser por el comercio, ya que para que algo sea reconocido abiertamente como arte, primero tiene que llegar a casi todas las civilizaciones del planeta), muchos estarán de acuerdo conmigo en que la vulgarización del manga/anime cada vez es más alarmante.

Exceptuando algunas joyas del género que han salido en los últimos años, el panorama del anime es simplemente desolador. Cierto es que aún existen personajes o entes como el Studio Ghibli, Satoshi Kon,  o Mamoru Oshii, que aún dotan de personalidad a sus obras,  impregnándolas de aquellos valores en los que creen, y pasando a hacer no simple anime, sino «anime de autor». Eso principalmente en el panorama del anime (aunque sí, casi todos los mencionados han estado en el mundo del manga). Centrándonos en el panorama del manga, el panorama no es tan desolador. En el mundo del manga, a pesar de que también ha experimentado una significativa prostitución de su género, el abanico de autores es mucho más amplio. No son unos pocos gigantes de la animación que mediante el instrumento diabólico de la televisión intentan llegar a cuantos más espectadores mejor, para que luego estos últimos engullan todo los centenares de productos de «merchandising» de la serie en cuestión (evidentemente, estoy simplificando mucho, porque la entrada no trata sobre este tema). En el cosmos del manga existen decenas de autores de escasa proyección en Occidente, algunos de los cuales ni siquiera son conocidos en el primer mundo, pero que aun así, todavía siguen impregnando y forjando sus obras en consonancia con sus valores y en aquello en lo que creen.  Hiroki Endo es uno de estos autores, que aunque goza de cierto prestigio en el país del Sol Naciente, en Occidente apenas es conocido. Una de las obras más conocidas de este autor es precisamente el tema sobre el cual se articulará esta entrada hoy: el manga «Eden: it’s an endless world».

Eden: it's an endless world

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Crónicas Birmanas (de Guy Delisle)

marzo 18, 2010

Para variar un poco la temática de este blog, hoy toca recomendación de un cómic occidental. Ya tuvo su lugar en este blog el cómic de Frederik Peeters, un cómic muy personal e intimista pero con sus toques cínicos. En este caso, el cómic que nos ocupa es del tipo «cómic-político», pero con un enfoque muy particular. Sin más dilaciones, para a aquellos que todavía no conozcan esta obra, les presento «Crónicas Birmanas» de Guy Delisle.

Guy Delisle es un dibujante quebequense nacido en la propia capital de Quebec. Este autor, de mente inquieta y con un muy particular espíritu aventurero, siempre realiza en sus trabajos las funciones de protagonista, guionista y dibujante, con lo cual, siempre se tratan de novelas gráficas muy personales (que no necesariamente intimistas). Además, el hecho de que esté casado con una miembro de Médicos sin Fronteras, le ha sido de gran ayuda al québécois para encontrar material sobre el que desplegar todo su talento artístico.

El prestigio internacional de Guy Delisle vino de la mano de dos novelas gráficas muy aclamadas por la crítica: “Shenzhen” (2000) y “Pyongyang” (2003). En estas obras, por motivos normalmente relacionados con sus trabajos realizados con estudios de animación o por viajes de su mujer, emprende un viaje en la República Popular de China y Corea del Norte respectivamente, donde Delisle permanecerá unos cuantos meses sumergido en el clima social y político de esos países asiáticos. En ambas obras, Delisle ofrece su particular visión tanto de la cultura y las costumbres del país huésped como de la incidencia que ejercen los gobiernos sobre sus respectivas sociedades. Ése es el estilo narrativo de las obras de Delisle (al menos de las dos anteriores y de la que nos ocupa): novelas gráficas moldeadas en forma de crónicas que pivotan sobre las experiencias e impresiones del autor acerca de la situación existente en los países en los que se establece.

Así pues, “Crónicas Birmanas” (2007) tiene como punto de partida la llegada del québécois a Rangún, capital de Myanmar, junto a su mujer y a su hijo de pocos años de vida. Allí, permanecerá unos cuantos meses, donde experimentará en primera persona la realidad de un estado la cual apenas es conocida. Desde su particular punto de vista, nos presentará cómo son los birmanos y cómo es su cotidianidad; cómo funcionan y operan las ONGs establecidas en estados dictatoriales como Myanmar; nos mostrará cuáles son sus curiosidades, impresiones y miedos como occidental en un país oriental; y demás realidades políticas y sociales de este país tan desconocido en Occidente.

Consiste en un único tomo segmentado en una gran multitud de “sketches” normalmente auto conclusivos, los cuales giran en torno a las experiencias del quebequense, que van des de las conversaciones sobre temas políticos que tiene con sus compatriotas de Médicos sin Fronteras o de otras ONGs hasta sus simples paseos por las ciudades que visita y que siempre suponen una aventura llena de cosas dignas de recordar. Mediante el uso de un trazo simple pero rico, Delisle logra con creces mostrar tanto la situación como la ambientación de Myanmar que él percibió en su estada en el país asiático. Grandes dosis de ironía acaban por completar este retrato de un país en el que los militares ejercen de forma implacable el poder coactivo y coercitivo mediante, entre otras cosas, la restricción de las libertades individuales y colectivas, la censura y, en general, la vulneración reiterada de los Derechos Humanos. Sin embargo, Delisle no permite que esta cruda y cruel realidad impregne de tristeza y desesperación su obra. El autor combina eficazmente la triste realidad de Birmania con el día a día de los autóctonos, mostrando que a pesar de las duras condiciones políticas y económicas en que viven, no por ello dejan de disfrutar de esos pequeños detalles y placeres que la vida otorga altruistamente a todos aquellos que son arrojados a nuestro mundo. A algunos quizás no les gustará las pinceladas humorísticas e irónicas que abundan en esta novela gráfica, pero en mi opinión son un auténtico acierto, ya que Delisle consigue de esta forma un desarrollo ameno, divertido e interesante, a la vez que muestra la dura situación de ese país y de sus gentes.

El punto de vista de una persona tan curiosa y sencilla como Guy Delisle supone una bocanada aire fresco sobre la novela gráfica política (por así llamarla). Así pues, “Crónicas Birmanas” no es un escrito político que se limita a criticar la situación de una de las dictaduras más férreas del mundo contemporáneo mediante una novela gráfica, sino que el autor simplemente realiza un retrato de la situación política, cultural, social e incluso económica de la Birmania actual (no olvidemos que Myanmar es el nombre oficial que los dictadores otorgaron al estado birmano), que él percibe. Y este último detalle es importante, porque esta novela gráfica no deja de basarse en la experiencia personal que el quebequense tuvo durante su estancia en Birmania.

Ahora bien, considero muy recomendable la lectura de esta novela gráfica a todos aquellos interesados en leer un cómic ameno y divertido, a la vez que crítico con la política del país huésped. Una disección de la dictadura militar birmana que es bañada en la ironía y la curiosidad de un simple visitante occidental, tan desconcertado por la realidad política y económica del país, como apasionado por la actitud y costumbres de esas sencillas gentes que habitan el averno militar tildado por sus guardianes como “Myanmar”.

Puntuación: 8/10

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Píldoras azules (de Frederik Peeters)

noviembre 8, 2009

Tras dar un repaso a las entradas realizadas hastael día de hoy, me di cuenta de que la categoría de «Cómics/mangas» sólo albergaba una entrada, mientras que la de «Cine» está llena, llena. Prometo intentar centrarme más en las otras categorías que en la del cine, pero el material cinematográfico es lo que tengo más a mano y lo que me resulta más fácil de analizar. Pero dejando las excusas a un lado, vengo a redimirme dedicándole una entrada a un gran cómic de un estupendo pero discreto autor: Píldoras azules, de Frederik Peeters.

Píldoras azules

Frederik Peeters es un dibujante de nacionalidad suiza, que pasó a ser un completo desconocido a ser reconocido en el ámbito internacional (como mínimo en el ámbito del cómic europeo) gracias a la presente obra, la cual fue nominada a la mejor obra extranjera en el Salón del Cómic de Barcelona del 2005 y al premio Alp’Art al mejor álbum en el Salón Internacional del Cómic de Angoulême en 2002.

En este cómic, Frederik nos cuenta un capítulo de su propia vida. Poniéndose como protagonista, el señor Peeters nos cuenta su relación con Cati, una chica seropositiva que tiene un niño de 3 años con la misma enfermedad. A lo largo del cómic, nos mostrara cómo conoce a Cati, pero sobre todo, como evoluciona su relación con ella y el niño cuando el espectro del sida está constantemente presente. Veremos cómo esta enfermedad puede llegar a condicionar su relación y las múltiples preguntas, y evidentemente, miedos, que van apareciendo en ambos protagonistas a medida que avanzan en su relación.

Como podeis ver, se trata de una obra muy íntima del autor, donde desnuda su relación con Cati y sobre su persona ante el lector con el fin de mostrar cómo y en qué medida condicionó la enfermedad a su bienestar (emocional también, no sólo de salud) y a su relación con Cati y el niño, sobre el cual Peeters hará de padre (por razones evidentes). Lo que podría parecer un cómic de índole dramática a primera vista, al ostentarlo y empezar a degustarlo, uno se da cuenta  de que no se enfoca para nada como un drama. Más bien al contrario.

Un tema tan aparentemente dramático como el papel del VIH en las relaciones amorosas es tratado por Peeters con suma naturalidad, sin caer en el típico enfoque dramático con que normalmente son tratados estos temas. Peeters nos muestra la cara más cotidiana de la enfermedad; sin quitar la importancia que supone la presencia del Sida en las relaciones, Peeters logra tratar este tema con mucha naturalidad. Apoyándose en su propia experiencia personal y enfocando el tema más hacia el slice of life, el suizo humaniza la enfermedad gracias a un enfoque muy cuotidiano de su historia. Es decir, coge la enfermedad y, mediante el relato de su relación con Cati, despoja a la enfermedad de su componente «tabú» y lo arrastra al ámbito terrenal. El resultado es conmovedor: conseguir tratar el tema del sida en las relaciones humanas de forma natural, eliminando los mitos y mostrando los auténticos peligros del tema.

Pero el gran talento de este hombre no radica únicamente en humanizar la enfermedad gracias al relato en formato  slice of life de su experiencia con Cati y su hijo. Es magistral la forma en que el suizo es capaz de tratar, describir y reflejar las emociones y sentimientos de sus personajes, teniendo en cuenta claro está que al ser una historia autobiográfica todo ayuda. Pero por aquellos que se agarren a este último punto, sólo tienen que leer la otra gran obra del señor Peeters, Lupus, para comprender el talento que tiene este hombre para describir y reflejar mediante el dibujo los sentimientos y emociones de cada uno de los personajes de sus historias. Las métaforas empleadas (algunas francamente buenas) como su personalísimo estilo de dibujo, no hacen más que mejorar el resultado final de la obra.

En resumen, para aquellos que les gusten las historias íntimas, bien contadas y que no hacen gala del recurso de la lágrima fácil, «Píldoras azules» os gustará. Si encima os gustan los buenos slice of life, los personajes entrañables y sus descubrimientos y evolución personal a lo largo de la historia y el trato de temas a menudo considerados tabú de forma atípica y descomplejada, «Píldoras azules» os encantará.

Puntuación: 8/10

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El viajero de la tundra (Jiro Taniguchi)

abril 13, 2009

Para iniciar esta nueva categoría de cómic/manga, que mejor que una recomendación del magnífico Jiro Taniguchi, autor de otras obras como el Olmo del Cáucaso, El Caminante y Barrio Lejano (que se irán comentando en este blog también). En esta entrada, recomendaré otra de sus obras: El viajero de la tundra.

El viajero de la tundra

Esta obra se compone únicamente de un único tomo, compuesto por 6 historias autoconclusivas, cuyo principal protagonista es claramente la naturaleza. En ellas, se nos muestra la fuerza y esplendor de la naturaleza en sus múltiples facetas, des de la más cruel y dura hasta la más armónica y cálida de ellas. Con esta bella pero dura de la madre naturaleza, interaccionan los protagonistas de las historietas, cuyo afán de superación e incluso de supervivencia, será puesto a prueba por la indiscutible protagonista de esta obra.

Las historias tienen lugar des de la tundra ártica hasta el japón salvaje, que sólo pocos mangas y autores aún se empeñan en recordar. Gracias al estilo tan singular de Taniguchi, cálido, bello, preciso y descriptivo, la obra obtiene ese fluir tan lírico y armonioso que sólo mangakas de la talla de Taniguchi consiguen realizar. Cualquiera que haya leído algo de este autor, sabrá perfectamente a qué me refiero y la magia que tiene el estilo de dibujo de este hombre.

Todas las historietas desprienden un profundo respeto por el mundo animal y por la madre naturaleza, cuya fuerza y mística,vienen perfectamente plasmados por la narrativa y, de nuevo, por el estilo de dibujo del autor. Todas excepto la de Shôkarô, que aunque no es mala, no pega con la temática de El Viajero de la tundra, es una historieta que encajaría mejor en alguna otra obra del autor como el Olmo del Cáucaso, y que es quizás el único «pero» que le pongo a este tomo. Al estar una historieta que ocupa un lugar intermedio en la cronología de las historietas del tomo, a algunos esta historieta quizás les podría hacer perder la mística que las anteriores historietas habían ido construyendo. Por suerte, luego hay la última historieta del tomo, que es «Regresar al mar», que en mi opinión, es la mejor de todas.

Sin alargarme más, si os gusta Taniguchi, haceos con este tomo único que no os vais a arrepentir, contnúa siendo Taniguchi y con esta obra tampoco defrauda, no llega al nivel de Barrio Lejano, pero no os la perdais. Si nunca habeis leído nada de este autor, también la recomiendo, al ser historias separadas y autoconclusivas, pueden ser una buena introducción al estilo y temática de las obras de Taniguchi, siempre caracterizadas por el amor a la naturaleza, la búsqueda del hombre hacia él mismo y alcanzar la armonía con el mundo que rodea al hombre (independientemente de donde se situe este mundo).

Si os gustan aquellos  mangas calmados, casi líricos, donde se presta atención a apreciar y disfrutar de esas pequeñas grandes cosas de la vida, y si os gusta degustar y saborear cada una de las viñetas de un tomo, sin duda alguna, Taniguchi es vuestro hombre. Y el Viajero de la tundra, vuestro libro de iniciación con la obra de este espléndido artista.

Puntuación: 8/10