Para variar un poco la temática de este blog, hoy toca recomendación de un cómic occidental. Ya tuvo su lugar en este blog el cómic de Frederik Peeters, un cómic muy personal e intimista pero con sus toques cínicos. En este caso, el cómic que nos ocupa es del tipo «cómic-político», pero con un enfoque muy particular. Sin más dilaciones, para a aquellos que todavía no conozcan esta obra, les presento «Crónicas Birmanas» de Guy Delisle.
Guy Delisle es un dibujante quebequense nacido en la propia capital de Quebec. Este autor, de mente inquieta y con un muy particular espíritu aventurero, siempre realiza en sus trabajos las funciones de protagonista, guionista y dibujante, con lo cual, siempre se tratan de novelas gráficas muy personales (que no necesariamente intimistas). Además, el hecho de que esté casado con una miembro de Médicos sin Fronteras, le ha sido de gran ayuda al québécois para encontrar material sobre el que desplegar todo su talento artístico.
El prestigio internacional de Guy Delisle vino de la mano de dos novelas gráficas muy aclamadas por la crítica: “Shenzhen” (2000) y “Pyongyang” (2003). En estas obras, por motivos normalmente relacionados con sus trabajos realizados con estudios de animación o por viajes de su mujer, emprende un viaje en la República Popular de China y Corea del Norte respectivamente, donde Delisle permanecerá unos cuantos meses sumergido en el clima social y político de esos países asiáticos. En ambas obras, Delisle ofrece su particular visión tanto de la cultura y las costumbres del país huésped como de la incidencia que ejercen los gobiernos sobre sus respectivas sociedades. Ése es el estilo narrativo de las obras de Delisle (al menos de las dos anteriores y de la que nos ocupa): novelas gráficas moldeadas en forma de crónicas que pivotan sobre las experiencias e impresiones del autor acerca de la situación existente en los países en los que se establece.
Así pues, “Crónicas Birmanas” (2007) tiene como punto de partida la llegada del québécois a Rangún, capital de Myanmar, junto a su mujer y a su hijo de pocos años de vida. Allí, permanecerá unos cuantos meses, donde experimentará en primera persona la realidad de un estado la cual apenas es conocida. Desde su particular punto de vista, nos presentará cómo son los birmanos y cómo es su cotidianidad; cómo funcionan y operan las ONGs establecidas en estados dictatoriales como Myanmar; nos mostrará cuáles son sus curiosidades, impresiones y miedos como occidental en un país oriental; y demás realidades políticas y sociales de este país tan desconocido en Occidente.
Consiste en un único tomo segmentado en una gran multitud de “sketches” normalmente auto conclusivos, los cuales giran en torno a las experiencias del quebequense, que van des de las conversaciones sobre temas políticos que tiene con sus compatriotas de Médicos sin Fronteras o de otras ONGs hasta sus simples paseos por las ciudades que visita y que siempre suponen una aventura llena de cosas dignas de recordar. Mediante el uso de un trazo simple pero rico, Delisle logra con creces mostrar tanto la situación como la ambientación de Myanmar que él percibió en su estada en el país asiático. Grandes dosis de ironía acaban por completar este retrato de un país en el que los militares ejercen de forma implacable el poder coactivo y coercitivo mediante, entre otras cosas, la restricción de las libertades individuales y colectivas, la censura y, en general, la vulneración reiterada de los Derechos Humanos. Sin embargo, Delisle no permite que esta cruda y cruel realidad impregne de tristeza y desesperación su obra. El autor combina eficazmente la triste realidad de Birmania con el día a día de los autóctonos, mostrando que a pesar de las duras condiciones políticas y económicas en que viven, no por ello dejan de disfrutar de esos pequeños detalles y placeres que la vida otorga altruistamente a todos aquellos que son arrojados a nuestro mundo. A algunos quizás no les gustará las pinceladas humorísticas e irónicas que abundan en esta novela gráfica, pero en mi opinión son un auténtico acierto, ya que Delisle consigue de esta forma un desarrollo ameno, divertido e interesante, a la vez que muestra la dura situación de ese país y de sus gentes.
El punto de vista de una persona tan curiosa y sencilla como Guy Delisle supone una bocanada aire fresco sobre la novela gráfica política (por así llamarla). Así pues, “Crónicas Birmanas” no es un escrito político que se limita a criticar la situación de una de las dictaduras más férreas del mundo contemporáneo mediante una novela gráfica, sino que el autor simplemente realiza un retrato de la situación política, cultural, social e incluso económica de la Birmania actual (no olvidemos que Myanmar es el nombre oficial que los dictadores otorgaron al estado birmano), que él percibe. Y este último detalle es importante, porque esta novela gráfica no deja de basarse en la experiencia personal que el quebequense tuvo durante su estancia en Birmania.
Ahora bien, considero muy recomendable la lectura de esta novela gráfica a todos aquellos interesados en leer un cómic ameno y divertido, a la vez que crítico con la política del país huésped. Una disección de la dictadura militar birmana que es bañada en la ironía y la curiosidad de un simple visitante occidental, tan desconcertado por la realidad política y económica del país, como apasionado por la actitud y costumbres de esas sencillas gentes que habitan el averno militar tildado por sus guardianes como “Myanmar”.
Puntuación: 8/10